Las vitaminas son fundamentales para mantener una piel sana, luminosa y protegida contra los daños externos. Cada una juega un papel específico en el cuidado de la piel:
Vitamina A (retinol):
Estimula la renovación celular y mejora la textura de la piel.
Ayuda a combatir el acné y reduce líneas finas.
Fuentes: Zanahorias, camote, espinaca y productos tópicos con retinoides.
Vitamina C:
Es un antioxidante poderoso que combate los radicales libres.
Estimula la producción de colágeno y reduce la apariencia de manchas.
Fuentes: Naranjas, kiwis, fresas y sueros tópicos estabilizados.
Vitamina E:
Ayuda a reparar la piel dañada y mantiene la barrera de hidratación.
Fuentes: Almendras, aguacate y aceites naturales.
Vitamina D:
Promueve la regeneración celular y mejora problemas como la psoriasis.
Fuentes: Exposición moderada al sol y alimentos como pescado graso. Incluir estas vitaminas en tu dieta y rutina de cuidado asegurará que tu piel luzca saludable y radiante.